Skip to main content

Blog

Cuidar la salud mental en el ámbito sanitario: un compromiso de todos

En el sector sanitario, proteger la salud mental es tan importante como atender al cuerpo. Es una prioridad tanto para los pacientes —especialmente quienes conviven con enfermedades crónicas como las cardiovasculares— como para los profesionales que los acompañan. Comprender los riesgos emocionales y prevenirlos de forma eficaz puede marcar una gran diferencia en la calidad de vida de todos los implicados.

Riesgos emocionales en entornos sanitarios

Los entornos sanitarios son, por naturaleza, lugares de alta intensidad emocional. Las personas que atraviesan un proceso diagnóstico, viven con una patología de base o se enfrentan a tratamientos largos o complejos pueden experimentar altos niveles de ansiedad, estrés o incluso depresión. La incertidumbre, el miedo a recaídas o la sensación de pérdida de control pueden afectar profundamente al estado de ánimo.

Por otro lado, el personal sanitario tampoco está exento. Largas jornadas laborales, presión constante, toma de decisiones difíciles y el contacto diario con el sufrimiento ajeno pueden derivar en agotamiento emocional, fatiga por compasión o síndrome de burnout.

Reconocer estos riesgos es el primer paso para poder actuar.

10 estrategias para proteger la salud mental en sanidad

Prevenir los trastornos mentales no solo mejora el bienestar de pacientes y profesionales, sino que también favorece una atención más humana y eficaz. Aquí proponemos diez medidas clave:

  1. Fomentar la comunicación abierta: Es esencial que tanto pacientes como profesionales se sientan escuchados y con libertad para expresar sus emociones, miedos o dudas.
  2. Introducir programas de manejo del estrés: Actividades como meditación, yoga o técnicas de respiración consciente pueden ser muy útiles para reducir la tensión y mejorar el autocuidado.
  3. Garantizar descanso y desconexión: En el caso de los profesionales, establecer turnos razonables y respetar los tiempos de descanso es fundamental para evitar el agotamiento físico y emocional.
  4. Ofrecer apoyo psicológico profesional: Contar con psicólogos accesibles, tanto para pacientes como para personal sanitario, puede prevenir la cronificación del malestar emocional.
  5. Cuidar el entorno físico: Espacios limpios, luminosos, bien ventilados y con zonas de descanso dignas ayudan a generar un ambiente más calmado y positivo.
  6. Formar al personal en salud mental: Dotar a los equipos sanitarios de herramientas para detectar señales de alerta y actuar a tiempo es una inversión en salud para todos.
  7. Crear redes de apoyo entre compañeros: Fomentar el compañerismo y el trabajo en equipo permite que nadie se sienta solo ante los desafíos del día a día.
  8. Prevenir el síndrome de burnout: Es vital detectar a tiempo la sobrecarga emocional y reorganizar tareas o tiempos cuando sea necesario.
  9. Fomentar hábitos saludables: La alimentación equilibrada, el ejercicio regular y una buena hidratación también tienen un impacto directo en el estado anímico.
  10. Reconocer el trabajo bien hecho: Agradecer, motivar y valorar el esfuerzo del personal sanitario no solo mejora su bienestar, sino que fortalece el vínculo con los pacientes y la comunidad.

Cuidar la salud mental no es un lujo, sino una necesidad. En la Asociación AMAC apostamos por un modelo de atención integral que tenga en cuenta no solo el tratamiento médico, sino también el bienestar emocional de quienes viven con enfermedades cardiovasculares o requieren tratamientos anticoagulantes, así como el de los profesionales que los acompañan cada día.